18.11.08

El horizonte zapatista

Luis Hernández Navarro

“Ya se mira el horizonte”, dice la primera estrofa del himno zapatista. Ese horizonte no es un destino lejano o inalcanzable. No es una idea abstracta. Al menos en parte, las comunidades en rebeldía del sureste mexicano lo han convertido en un hecho real.

Este lunes 17 de noviembre se cumplieron 25 años de la fundación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Dos décadas y media de una experiencia que ha transformado la política y la sociedad mexicana y que ha inspirado de múltiples formas al archipiélago altermundista que en multitud de países lucha por otro mundo.

El zapatismo ha construido una de las experiencias autogestionarias más profundas y renovadoras de cuantas se hayan gestado en América Latina: la Comuna de la Lacandona. A pesar del cerco militar y la ofensiva económica en su contra, las comunidades en rebeldía se han dado a sí mismas formas de autogobierno estable, viven conforme a sus normas y se han hecho cargo de su propio desarrollo.

Lejos de desgastarse con el tiempo, el paso de los años consolida y profundiza su laboratorio de futuro alterno y de otra política. La autonomía es aquí no sólo una propuesta o una reivindicación política, sino un hecho práctico, una experiencia sistematizada; es pensamiento con los pies en la tierra.

Esa hazaña de resistencia rebelde es referencia y estímulo para millones de indígenas en todo el país. Es una demostración de que la autonomía de facto es posible. Es la evidencia de que hay quienes no se rinden ni se venden.

Durante 15 años, cuatro administraciones federales y seis estatales han destinado multimillonarios recursos para contener y acabar con el zapatismo. No han podido hacerlo. A pesar de que han gastado miles de millones de pesos en obras públicas, proyectos productivos, despensas y dinero en efectivo para comprar voluntades, no han podido apagar la llama de la dignidad indígena. Los alzados no aceptan un solo peso de los gobiernos.

El dinero gubernamental ha ido de la mano del garrote. El acoso policiaco-militar en contra del levantamiento no cesa. El Ejército Mexicano mantiene acuartelados en la zona rebelde a miles de hombres. Los patrullajes son constantes. Sin embargo, ni esa presencia ni la de las distintas policías han logrado desarticular la resistencia.

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Entre las consecuencias inmediatas que el levantamiento zapatista tuvo para el movimiento social se encuentra haber construido una visión de lo que es posible alcanzar en la lucha, mucho más amplia del existente hasta 1994. El margen de acción estatal es menor, y las concesiones que debe hacer a las organizaciones, mayores. Aunque no siempre lo sepan ni lo aprovechen, los movimientos independientes tienen hoy un espacio mucho más amplio para su desarrollo.


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