11.4.06

La defensa de una barranca produjo la unión de clases sociales en Morelos

Martes 11 de abril de 2006

Solecito Residentes de un barrio lujoso, activistas, campesinos, universitarios

Solecito Por el momento lograron detener la embestida; habrá guardias toda la noche

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO. LA JORNADA

Foto

El delegado Zero y Félix Serdán, líder jaramillista, durante la reunión Foto Víctor Camacho

Acapatzingo, Mor., 10 de abril. Después de 87 años, Emiliano Zapata cabalgó otra vez. Y ganó una batalla de verdad, pues gracias a la ágil movilización de la otra campaña se salvó de ser destruida este día la barranca de Los Sauces, lo cual hubiera dañado grave e irreversiblemente el clima de la ciudad de Cuernavaca y sentado precedente en el avance voraz del neoliberalismo panista en las tierras del gran negocio. Esta es una relación de los hechos del día de la batalla de Los Sauces, que entre otras paradojas vio un improbable encuentro de clases, pues unió a los residentes de un barrio lujoso y los activistas ambientales con el subcomandante Marcos, la caravana de la otra campaña, los comuneros autónomos de Zirahuén, los machetes incandescentes de San Salvador Atenco y otros grupos populares.

9 am. Al fondo de la avenida Adolfo Ruiz Cortines se alinean la policía de caminos del estado, los granaderos con cascos y escudos acrílicos, la policía montada y más tarde llegan agentes en motocicleta. En primera línea, unos 30 agentes. Diversos vehículos del ayuntamiento de Cuernavaca, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, la Dirección de Jardines y el Departamento de Comunicación Social del estado con cámaras. Al menos 10 vehículos más llevan funcionarios y, tal vez, agentes no identificados. Dos trascavos y varios camiones de volteo llenos de rocas. Carros de las constructoras Plarciac y Rojo de Morelos. Oculta en una calle lateral, una camioneta del Ministerio Público Itinerante y, al norte, dos ambulancias.

Cien metros adelante se alinea un grupo de vecinos de la exclusiva zona, unos 20 trabajadores que residen en la colonia Satélite y otros 20 ambientalistas del valle. Todos tienen en común que están aquí para defender de la policía y las compañías constructoras la barranca, rebosante de sauces y otros árboles centenarios, que se hunde al norte. Ya antes lucharon contra la tienda Costco, que destruyó el Casino de la Selva. Esta vez no están dispuestos a perder.
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