14.2.06

El romper de la ola

Martes 14 de febrero de 2006

Luis Hernández Navarro

Una fuerte ola amenaza con estrellarse contra el andamiaje político institucional en México. Viene de muy lejos y se fortalece con los vientos de tormenta que sacuden al país. Durante la mayor parte de su recorrido la superficie del océano político por la que pasa parece no presentar alteración alguna. Sin embargo, cuando se alce y rompa, sacudirá el sistema de representación existente.

Esa ola camina por las rutas que ha abierto la otra campaña. Parcialmente "olvidada" por la mayoría de los grandes medios de comunicación, la iniciativa rebelde se hace escuchar con gran fuerza en los comentarios de boca en boca que corren en las regiones por las que pasa. Sus huellas y su impacto pueden rastrearse en las autopistas de la información que circulan en la galaxia de Internet. Un dato revelador de este fenómeno: el número de consultas que la otra tiene en la página de Internet de La Jornada es 2.3 veces superior al que alcanzan juntas las campañas electorales de todos los candidatos a la Presidencia de la República.

A diferencia de La marcha del color de la tierra que los zapatistas realizaron entre los meses de febrero y marzo de 2001, la otra campaña no se propone realizar grandes concentraciones de masas. La movilización de comienzos del sexenio del presidente Vicente Fox tuvo un fin muy claro: presionar al Congreso para que legislara sobre derechos y cultura indígenas de acuerdo con el compromiso establecido por la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa). Requirió hacer evidente un fuerte respaldo popular. En cambio, el nuevo éxodo rebelde busca un objetivo más amplio y ambicioso: dar forma al enorme descontento existente entre los sectores más politizados del país, y construir una fuerza con capacidad de convertirse en un nuevo poder constituyente. Su tarea es básicamente organizativa.
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